Ya podéis descargar de forma gratuita mi novela autobiográfica «El color de la luz».
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«Encandila el tiempo entre nubes de algodón y el espacio se llena de infinitos puntos luminosos cuando el sol atraviesa con sus rayos el cañaveral. De este modo, la luz se hace presente en pequeños recovecos que normalmente se mantienen en penumbra, y los puntitos revolotean en el espacio, formando rayos irisados que desplazan su dirección guiados por el sol. Más tarde desaparecen, cuando este asciende lentamente por el firmamento. Mis ojos tratan de redescubrirlos, pero soy consciente de que un día más, sin poder verlos, están presentes a mi alrededor y me acompañan en el recorrido por las estancias del espacio que me rodea. Con frecuencia, cuando una pequeña brisa mueve los cañaverales, oigo el susurro de sus voces y me cuentan que son felices de que vaya a su encuentro, para así poder disfrutar de mi compañía. A continuación, los duendecillos, así los veo, se mimetizan en puntos luminosos de color: rojo, amarillo, verde, ocre, azul, carmín, color, color y más color…, una inmensa borrachera que dispara mis sentidos y me obliga a cerrar los ojos y guardar en mi retina, solo para mí, tan inmenso legado. Abro los ojos: en el espacio que visualizo predominan los verdes y la luz, en su encuentro con las brozas y juncos, convierte ese cromatismo en un infinito rompecabezas multicolor hermosamente luminoso, y los conos y bastones instalados en mis ojos diversifican el rico y variado degradado, y lo amoldan a mis sentidos. Pero no acabo de comprender el porqué de esta situación: mi caja de colores contiene a lo sumo,  dos verdes, dos azules, dos amarillos distintos y para mí son todo un mundo. Mi mente se siente confundida y pienso si en ese mismo instante un mundo nuevo está naciendo ante mis ojos: la sensación es turbadora, pero sublime.»

J.Vte Barrachina Sanchis.