A lo largo del día, las sensaciones que percibo río arriba me dan el sustento necesario que me habla de las consecuencias derivadas de aquello que observo: las cañas, el barro, las arboledas, el agua y como no, la luz. Este último elemento, me cuenta con todo detalle las consecuencias derivadas de la observación que me da cada uno de los rincones en que mis ojos se posan y ardo en deseos de transmitir mis emociones. Es en ese momento cuando hago acopio de fuerza creativa y mi voluntad desea transmitir todo aquello que la visión me ofrece. Es sublime.EL COLOR DE LA LUZ www.barrachinasanchis.com

Si puedo

 

No puedo escuchar el canto

 que arrulla mi débil ser

 porque solo oigo el llanto

 de mi frágil vida al nacer.

 

 No puedo sentarme a contemplar

 aquello que la fe me ofrece

 cuando una lágrima fenece

 por la tristeza al mirar.

 

No puedo gozar del líquido

 que la acuciante sed me pide

 cuando  mi estómago despide

 la sal  y perezco transido.

 

No puedo comer alimento

 y cual animal herido

 me estremezco si lo intento

 perdido en el cometido.

 

No puedo besar la tierra

 que áspera y hostil me espera

 ni gozar la primavera

 que sin conocerme me destierra.

 

No puedo arrancar de mi piel

 las heridas vergonzantes

 amargas como la hiel

 en mi vida circundantes.

 

Si puedo decirte a ti

 que desprecias mi raigambre

 que te inunda la sangre

 que circula dentro de mí.

“Amar, creer, crear: la pasión por ser”

    El blanco del papel encandila cada rincón de mi mente y protagoniza la escena. Paseo mi mirada por el espacio vacío, intentando visualizar la imagen que en breve, es mi deseo, tome cuerpo y sea protagonista de una más de las historias que, a diario, gravitan por mi mente. Pero nunca es una más. Cada una de ellas es una secuencia de aquello que me rodea y que deseo que penetre en lo más profundo de mi ser y me acompañe por toda la eternidad. Una imagen más, pero única e imperecedera, del libro que ilustra mi vida.

“Intenta visualizar cada rincón de la estancia a la que te enfrentas, con respeto: infinito respeto. Nunca caigas en el desánimo. Deja los miedos al fracaso en el lugar que le corresponde: lejos de tu mente, tu cuerpo; en la nada; allí las ánimas gimen eternamente por aquello que nunca pudo ocurrir.

Inicia la simbiosis entre mente, mano, materia y soporte. Acaricia con tus manos el blanco inmaculado, como si fuera la llave que te abrirá la puerta del refugio en que tu huella quedará grabada para siempre y formará parte de lo eterno. Desplaza con suavidad el lápiz sobre el papel y distribuye las formas sobre el espacio cerrado en forma de cajas geométricas que, al abrirlas, convertirán la esencia de lo simple en el deseo que satisfaga tu ego: nunca dejes de pregonarlo. El hecho quedará grabado a fuego sobre su piel inmaculada. Acaricia cada una de esas formas con infinito cariño y ofrece a cada línea que lo bordea, la autonomía necesaria para que esparza su simiente sobre el lugar que circunda y le dé el valor necesario que le ayude a ser un ente más, que reconforte tu espíritu creador. Sin prisa pero sin pausa, observa como la imagen instalada en tu mente se transforma, como por arte de magia, en aquello que tu deseas transmitir y, aquello que en principio parecía imposible, adquiere la dimensión necesaria que la convierte en el objeto de tu deseo: parte de ti; esencia de tu espíritu.Para finalizar nunca te olvides, querido-a y dilecto-a alumno-a, y desde el primer momento, del ingrediente fundamental que te llevará a la consecución de la obra ansiada: la pasión. Esta encenderá la llama que te eleve a lo sublime y te ayudará a encontrarte más cerca de Él y… a ti mismo. El acto de crear se dio: compártelo.”

La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie e interior

Así

«Ardiente tu mano,
frente a la luz que alimenta tus sueños
transida de recuerdos imperecederos,
que captan
el color esperanzador
de cada uno de tus anhelos.
Así,
heridas cierran al paso del pincel,
fiel reflejo del ariete que da paso a tu vida.»

EL COLOR DE LA LUZ

TAMBIÉN YO, AL IGUAL QUE TÚ, FUI UN CRÍO Y LAS PALABRAS, PUGNABAN POR APARECER ENTRE MIS LABIOS Y PREGUNTARTE EL PORQUÉ DE AQUELLO QUE OCURRÍA A MI ALREDEDOR.

AÑOS DESPUÉS, CON LA MEMORIA PRESENTE EN MIS SENTIDOS, QUIERO DARTE A TI PADRE, A TI MADRE, LA PALABRA DE LA CUAL CARECISTE, CUANDO TUS SENTIDOS ESTABAN ALERTA, EN LOS ACONTECERES QUE CONFORMARON TU VIDA.

«Que la tristeza no empañe mi luz.
Que mi mirada ilumine tus ojos.
Que mi voz cante tu belleza.
Que mis sentidos liberen mi ser.
Que tú, si, tú que sufres,
sientas el despertar a la vida,
a partir del deseo de un mundo en paz y justicia.»