A lo largo del día, las sensaciones que percibo río arriba me dan el sustento necesario que me habla de las consecuencias derivadas de aquello que observo: las cañas, el barro, las arboledas, el agua y como no, la luz. Este último elemento, me cuenta con todo detalle las consecuencias derivadas de la observación que me da cada uno de los rincones en que mis ojos se posan y ardo en deseos de transmitir mis emociones. Es en ese momento cuando hago acopio de fuerza creativa y mi voluntad desea transmitir todo aquello que la visión me ofrece. Es sublime.EL COLOR DE LA LUZ www.barrachinasanchis.com
Categoría: Sin categoría
“Amar, creer, crear: la pasión por ser”
El blanco del papel encandila cada rincón de mi mente y protagoniza la escena. Paseo mi mirada por el espacio vacío, intentando visualizar la imagen que en breve, es mi deseo, tome cuerpo y sea protagonista de una más de las historias que, a diario, gravitan por mi mente. Pero nunca es una más. Cada una de ellas es una secuencia de aquello que me rodea y que deseo que penetre en lo más profundo de mi ser y me acompañe por toda la eternidad. Una imagen más, pero única e imperecedera, del libro que ilustra mi vida.
“Intenta visualizar cada rincón de la estancia a la que te enfrentas, con respeto: infinito respeto. Nunca caigas en el desánimo. Deja los miedos al fracaso en el lugar que le corresponde: lejos de tu mente, tu cuerpo; en la nada; allí las ánimas gimen eternamente por aquello que nunca pudo ocurrir.
Inicia la simbiosis entre mente, mano, materia y soporte. Acaricia con tus manos el blanco inmaculado, como si fuera la llave que te abrirá la puerta del refugio en que tu huella quedará grabada para siempre y formará parte de lo eterno. Desplaza con suavidad el lápiz sobre el papel y distribuye las formas sobre el espacio cerrado en forma de cajas geométricas que, al abrirlas, convertirán la esencia de lo simple en el deseo que satisfaga tu ego: nunca dejes de pregonarlo. El hecho quedará grabado a fuego sobre su piel inmaculada. Acaricia cada una de esas formas con infinito cariño y ofrece a cada línea que lo bordea, la autonomía necesaria para que esparza su simiente sobre el lugar que circunda y le dé el valor necesario que le ayude a ser un ente más, que reconforte tu espíritu creador. Sin prisa pero sin pausa, observa como la imagen instalada en tu mente se transforma, como por arte de magia, en aquello que tu deseas transmitir y, aquello que en principio parecía imposible, adquiere la dimensión necesaria que la convierte en el objeto de tu deseo: parte de ti; esencia de tu espíritu.Para finalizar nunca te olvides, querido-a y dilecto-a alumno-a, y desde el primer momento, del ingrediente fundamental que te llevará a la consecución de la obra ansiada: la pasión. Esta encenderá la llama que te eleve a lo sublime y te ayudará a encontrarte más cerca de Él y… a ti mismo. El acto de crear se dio: compártelo.”

Tú
En verdad, una gran mentira.
a través de En verdad, una gran mentira.
Mi deseo por ti
Mi deseo por ti arranca desde el momento en que tu sonrisa acarició mi mirada y se estableció en lo más profundo de mis ojos: fue por mí y para mí.
Mi deseo por ti se agudiza al contemplar el revuelo de los pliegues de tu falda y siento que me invitan a establecerme entre sus estancias y llenar de luz, tus deseos.
Mi deseo por ti no se disipa con un simple lamento de desesperación por la insistencia o desaparece de mi mente con un rotundo no, que brote de tus labios.
Mi deseo por ti es el hecho de saber que me desprecias por derecho y asumes con frigidez la consecuencia del desarraigo moral, en que me sumerges.
Mi deseo por ti fortalece la voluntad de tu deseo por escapar de la influencia de un suspiro enternecedor en que se vería comprometida la voluntad, de ese deseo.
VOLAR, VOLAR, VOLAR…
Volar, volar, volar…
sinónimo de libertad. Llegar hasta los confines de mi universo y establecer la luz que me indique cada uno de los secretos que aún permanecen en el fondo de mi alma.
Pero no debo, no puedo; aún no. Sería como esclavizar cada uno de mis deseos y que nunca, jamás, esa luz que tanto ansío, corroborara mis temores y estableciera el fin de aquello que todo ser humano necesita: dignidad.
La tarea es ardua. Pero el colofón a tanto sufrimiento, un día, debe darse.
Creo en el ser humano. Creo en la voluntad de que todo hombre o mujer bien nacido-a, un día dirá “BASTA”, con letras grabadas en acero, forjado por la voluntad sincera del que se siente injustamente vejado.
Son tiempos convulsos…
Ver la entrada original 108 palabras más
Fue la luz: lo se
Origen: Fue la luz: lo se
El olvido
Fue un deseo inocente
el que llegó,
entrada la mañana,
y partió cual rayo oneroso,
contrito por la escarcha
y benevolente en su desvarío.
Creyó cautivar con su presencia
pero no pudo adivinar su caída.
Esperó retardar la añoranza
pero sintió su deseo ignorado.
Esperó sí;
pero la distancia
se convirtió en un calvario
y su mundo se vio,
una vez más,
camino al olvido.
Reflejos de luz junto al sol
Mantengo la luz a distancia lejos del calor de tu voz.
Dormido, preso de mi ignorancia,
busco la palabra escrita
anclada en la imagen de tu presencia,
y así poder amortiguar el dolor, de mis deseos,
al cortar de raíz el mañana y no seguir anclado,
cual nave, en el destierro.
Cédeme la hoz que, cautiva entre las sombras,
espera mi regreso,
y podré transgredir aquello que me ahoga:
el vacío creciente entre tu luz y mi sol.
Maldición
Un invierno cálido, feroz,
como el jugo que me extrae tu distancia: frio.
El color de la luz se abstrae,
al igual que el rencor: acuciante.
Temperamento de piedra,
entorno de sueños y yo,
como el lucero que anuncia el día: despierto.
Sabedor de tu risa
y sin escrúpulos por maldecir,
maldigo tu don: la indiferencia