Color y vida
Intento desvelar el misterio. Pocas veces siento al contemplar una de mis obras la inquietud, la desconfianza, el desasosiego que estos días siento. Trato de cerrar el episodio. Intento adivinar cada uno de los secretos que envuelven el mensaje pero, cada vez que me siento a visualizarla me estrello contra un muro invisible que me impide penetrar en el interior del lienzo. Ramaje, hojas, piedras, hierbas, agua, luz…. Cada uno de los detalles que la conforman, parecen adquirir vida propia y ejercen su tiranía visual particular y me zarandean cual monigote inerte. Con sus destellos, luchan con escarnio entre ellos para atraer mi mirada y ser merecedores de mi aprobación. En vano pretenden ignorar que debo contemplarlos en su conjunto; ignoran que la obra de arte es un espacio cuajado de signos, símbolos, colores con sus correspondientes matices…; es un todo universal y como tal debe ser admirado. Así, cuando me encuentro cerca de él, no existe para mí un momento de respiro e insistentemente me castiga hasta que mis ojos, cansados de contemplar su estado, se retiran enrojecidos por el esfuerzo y mi mente deambula enloquecida entre infinidad de recuerdos.
Un nuevo día. Mis manos trabajan sin descanso y los pinceles son la prolongación de mis manos. Surgen los matices como manantial de agua cristalina del interior de mi alma y manos, mente y alma, se funden en una simbiosis excelsa. La obra, muy poco a poco, deja de lado su tiranía y se me ofrece como sacrificio a mi tenacidad y perseverancia. Me siento frente a él ya más relajado y me embeleso en su contemplación: la composición es sublime y me recreo en los espacios que miméticamente, ahora sí, delimitan sus infinitos átomos y mi mirada devora sin descanso cada uno de los recovecos que conforman el lienzo hecho paisaje. Pero, algo ocurre. Deambulo con la mirada; me hundo en cada rincón del lienzo con el deseo de comprender la sutileza de los matices que la componen hasta que incapaz, desisto.
Viajo atrás en el tiempo cuando mi mente visualizaba cada uno de los aspectos pictóricos que deseaba plasmar y mis manos, eran incapaces de transmitir al soporte la energía necesaria para que tal hecho llegara a producirse; frustración seria la palabra que definiría con crudeza cada uno de los intentos en que mis manos y mente intentaban transmitir mis percepciones sensoriales al blanco del lienzo. Arboles sin vida; espacios verdes, azules, marrones, ocres….; aguas sin la suficiente energía y transparencia que te invitara a sumergirte en ella…..; cielos excelsos sin la profundidad y riqueza cromática necesaria que nos invitaran a perdernos en el infinito. Día tras día una idea quedó grabada en mi mente y a lo largo de los años, cumpliría sin proponérmelo: pintaría la naturaleza; sería un pintor de la naturaleza
“El arte consiste ante todo, en tomar a la naturaleza como modelo, eligiendo sus más delicados aspectos…” (Ingres).
Consciente o inconscientemente, estas palabras, quedaron grabadas en mi mente y mi visión de todo aquello que me rodeaba cambió radicalmente. Deambulé por los recovecos de mi entorno y mis ojos visualizaron cada uno de los matices partícipes en mi existencia y quedaron almacenados en mi memoria, como el bien más preciado: ahora lo sé. ¿Cómo fui tan ciego y estúpido de no indagar en esa memoria visual que desde que tengo uso de razón me acompañó, cuando mi vida desde la más tierna infancia ya disfrutaba de ella? Todo ese mundo, que por fin se abría ante mis ojos, tuvo su razón de ser muchos años atrás cuando, furtiva e inocentemente, recorría cañadas y veredas. Recuerdo que me extasiaba contemplando los infinitos matices cromáticos que me rodeaban, pero era incapaz de transmitir con sutileza esas emociones. Mi agudeza visual, al contemplar todo lo que me rodeaba, estalló cual castillo de fuegos artificiales en mi memoria: definitivamente reapareció como por arte de magia; …” sentí que se emancipaba mi conciencia a partir del día en que se emanciparon mis ojos “.. (C. Pisarro). … Allí, almacenados, perduraron a sabiendas que un día serian vitales para mi desarrollo pictórico y emocional.
….”buscar la poesía exclusivista en la concepción de un cuadro, es el medio más seguro para no hallarla; debe venir sin que el artista lo sepa.” (Baudelaire).
Un día más me encuentro sentado frente a él. Mi razón me pide que lo instale cara a la pared. El descaro con que se exhibe ante mis ojos hace mella en mi ego y me siento incapaz de razonar, pero no; algo me dice que el misterio está a punto de ser desvelado y debo analizar minuciosamente cada uno de sus detalles, con la certeza de que es un todo y como tal debe ser contemplado. …“ He vuelto a empezar algunas cosas casi imposibles de hacer; agua con hierba que hondea en el fondo…Es admirable cuando se ve, pero, cuando se quiere representar, es como para volverse loco…” (Monet)…De súbito, me envuelve la maravillosa frescura de sus aguas; buceo entre hierbas y ramajes hinchados por la humedad y tanteo entre las numerosas piedras instaladas en su suelo, intentando acariciar cada uno de los detalles que enriquece ese mundo sumergido donde la vida está presente en cada rincón de la estancia. Necesitaría toda una eternidad para recorrerla y admirarla en todo su esplendor. Al instante, sobrevuelo el recorrido que el arroyo me marca y la luz, que muy poco a poco desaparece en el fondo del paisaje, conforma un elemento mágico y sereno y los matices cromáticos me cautivan y así, de improviso, mi memoria visual hace su aparición acompañada de los distintos olores que cautivado percibía en mi niñez y me doy cuenta por fin, que esas sensaciones ya eran mías y mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad y ahora por fin, despiertan de su letargo y se ofrecen a mis sentidos como símbolo de libertad y sumisión y me susurran que ya siempre estarán presentes en mi vida, porque entre sus ramas refugié mi cuerpo de niño inocente; sus aguas mantuvieron limpia mi mente de influencias extrañas; su luz iluminó cada instante de mi vida entre sus estancias y así, definitivamente, la vida se hace presente en mi vida y soy partícipe de sus secretos. Por fin me veo capaz de transmitir con el color la belleza de esas emociones. Hoy te veo vida; hoy te comprendo vida; hoy por fin me veo capaz de mostrar tu luz a los demás. ¿Es este el camino? ¿Es esto el arte?; tú por ti misma vida eres una obra de arte y yo, humildemente vida, creo que he sido capaz de transmitir algo de tu infinita sabiduría. Ahora sí vida.
Te ves tan pequeño ante tanta inmensidad de colores y matices jugando con la luz que la propia naturaleza te absorbe.
Esa armonía divina de lo real te ves incapaz de captar en un trozo de tela sencillamente blanco. Te vienes abajo.
¡Eso es imposible! diría yo.
Pero solo el artista logra encontrar esas ventanas en su mente por donde él solo sabe entrar y lograr algo parecido a la naturaleza, nunca podremos decir igual, pero sí podremos decir, que bello, que colores, que pinceladas. Ha logrado llegar al corazón.
Sr. Barrachina sus cuadros me parecen de una belleza extraordinaria.
Usted es un gran artista y en cada cuadro terminado se nota la influencia de su corazón.
Seguro que con el tiempo toman vida propia.
Enhorabuena.
Gracias Carlota. Es un honor y un placer leer tus hermosas palabras. Un beso.