Me sumergí en el azul de tu estancia
para descubrir de tu sonrisa el color
y navegar por las entrañas de tu mundo;
no es efímero tu reto cuando me hablas del ayer
ni baladí tu intento cuando pensaste que,
desde tu regazo, a la eternidad podría acceder.
No soy tuyo nostalgia y en la orilla y presto,
con mi cuerpo, con mi vida, accediste en yacer.
Gracias a Dios que supo reflexionar y luchar por su espíritu que siempre será libre y defenderá la vida por llegar.