…y me dirigí allá donde los sueños irrumpen con estruendo entre las rocas que protegen nuestro corazón, y el oleaje que define nuestro ímpetu enaltece el sentido de lo humanamente correcto. Pero, como siempre, nada hallé. Miento: unas pequeñas migajas esparcidas entre las brumas de la ignorancia y como no, ahí si pude discernir entre el desengaño que produce el paso de los días en nuestros recuerdos, y el desencanto en que nos sumimos cuando creemos que, los sueños quedan atrás y el presente ejerce su presión en nuestra mente hasta que elimina lo diametralmente opuesto a la sabiduría. Una vez más me equivoqué y, otra vez más, la frustración hace mella en mí. Pero después, como siempre, me siento a gusto conmigo mismo al comprobar lo bien que me llevo con ella: mi ignorancia.
He disfrutado leyendo este texto. Esto, es justamente lo que continuamente pasa cuando te cuestionas el porqué de tu vida. Claro, es una reflexión mía después de leer la idea que propones, cada uno tiene un prisma para los sentidos y esta es la mía.
Un abrazo.
Como todas y a nivel personal, de seguro que acertada. Un beso Carlota.